¿Piensa tener hijos? ¿Está casado? ¿Su pareja es hombre o mujer? ¿Fuma? Estas son algunas de las preguntas que las empresas pueden hacer a los candidatos o candidatas en una entrevista de trabajo. Y, aunque suenen habituales, lo cierto es que si la compañía traspasa determinadas fronteras de la vida personal de los aspirantes, puede encontrarse con un problema legal por estar invadiendo, aunque sea de forma involuntaria, su honor, su intimidad o su derecho a la protección de datos. En los casos más graves, si el asunto llega a los tribunales, la sanción puede oscilar entre los 6.251 y los 187.515 euros.
Por tanto, ¿Dónde está el límite entre una pregunta normal y legítima, y otra que resulte abusiva?









