Además de lo que se quiere vender, hay que posicionar algo que importe menos pero realce el producto.
Cada día, los consumidores tienen que enfrentarse a muchísimas opciones y a muchísimos mensajes de las marcas y de las empresas. Están rodeados por mensajes, anuncios, recomendaciones, cosas que otros consumidores publican en redes sociales, noticias sobre productos...
Las alusiones a marcas y productos son muchísimas, especialmente si además ese día se intenta tomar una decisión de compra y se acaba visitando algún tipo de punto de venta, ya sea online y offline. El cerebro del consumidor tendrá que enfrentarse entonces a muchos más estímulos vinculados a las marcas y tendrá que esforzarse todavía más para tomar decisiones sobre qué comprar y qué marcas escoger.