El entorno físico del lugar de trabajo tiene un efecto significativo en la forma en que trabajamos. Cuando nuestro espacio es un desastre, nosotros también.
Esto es ciertamente cierto desde una simple perspectiva logística: perdemos preciosos minutos de trabajo cada vez que buscamos un papel perdido en un escritorio desordenado. Lo mismo es cierto para aquellos de nosotros que hemos logrado suprimir el papel en el trabajo: una encuesta internacional demostró que los trabajadores de la información pierden hasta dos horas a la semana en buscar infructuosamente documentos digitales perdidos.