Enamorarse de su propia idea sin cubrir las necesidades del mercado, ofrecer productos a precios desorbitados, preocuparse solo por ganar dinero y la falta de foco son las trabas que más ralentizan el camino hacia el éxito.
Desde las etapas iniciales (incubación de ideas a proyectos) hasta las fases finales (trabajo con las grandes corporaciones),estos son los 20 errores más comunes que comete el emprendedor cuándo no tiene foco y saber hacer suficiente para triunfar.
Convertir una idea en un proyecto y transformarlo en un negocio es el sueño de muchos emprendedores. Una aspiración que se convierte en una realidad, muchas veces a través de incubadoras o espacios coworking que ofrecen recursos económicos, formativos y estructurales para lanzar una start up. Es el caso de Lanzadera, una aceleradora de capital privado impulsada por el presidente ejecutivo de Mercadona, Juan Roig. Esta iniciativa nace para apoyar a innovadores a través de diferentes programas en la creación de organizaciones eficientes, con valor social y un modelo empresarial basado en el trabajo productivo y el esfuerzo. No obstante, muchos jóvenes emprendedores (sobre todo los que no solicitan ayuda) cometen errores antes de llegar a la cima del éxito.
"Podríamos destacar 1.000 aprendizajes durante los seis años de vida de Lanzadera. Por nuestros programas han pasado más de 400 empresas en las que henos visto cómo muchos emprendedores han tropezado", cuenta su director de proyectos, Tony Paños, quien advierte que "tras comprobar cuáles son los fallos más comunes, avisan a los jóvenes empresarios acerca del camino que deben seguir para no volver a caer".
Desde las etapas iniciales (incubación de ideas a proyectos) hasta las fases finales (trabajo con las grandes corporaciones), Paños destaca los 20 errores más comunes que comete el emprendedor cuándo no tiene foco y saber hacer suficiente para triunfar:
- Emprender con los colegas. El director de proyectos de Lanzadera advierte que "una empresa no es una pandilla de amigos, por lo que es difícil elegir quién es el compañero de viaje más adecuado para emprender". Cuando dos colegas o familiares emprenden, ponen en riesgo su amistad si finalmente la relación profesional no funciona como se esperaba.
- Un negocio sin directrices. Paños recuerda que el presidente de Mercadona, Juan Roig, siempre manifiesta que "el mejor número de socios es impar y menor que tres". Es decir, ha de haber un líder en la organización, sea pequeña o grande. "Una empresa sin líder es como un barco sin patrón", sostiene Paños, quien indica que "es importante que haya un dirigente en la entidad para que adopte las decisiones de la organización y establezca las reglas del juego".
- Dar sin controlar. Uno de los errores más frecuentes es "repartir las acciones empresariales como si fueran pipas", asegura Paños, quien añade que no hay que regalar sino otorgar derechos futuros. "Es importante que los emprendedores mantengan algunos secretos y guarden información, como medidas de seguridad y privacidad empresarial".
- Contratar virtudes. Captar y retener talento es una tarea difícil, pero si a esto se suma que el "cerebro" que ficha el emprendedor no está en sintonía con los principios de su empresa es "como contratar pollos sin cabeza", ejemplifica Paños. El responsable de los proyectos de Lanzadera enfatiza la necesidad de contratar profesionales con valores acordes a la filosofía de la organización.
- Hombre orquesta. Querer hacerlo todo es un grave error, ya que el emprendedor no puede llegar a todas las áreas de trabajo que requiere crear y desarrollar una empresa. "Es una buena iniciativa, pero tiene que darse cuenta qué funciones se le dan mejor y en cuáles es más eficiente para optimizar recursos", aconseja Paños. Por ejemplo, si el joven emprendedor no entiende de redes sociales y las necesita para su proyecto es recomendable que se forme para adquirir las nociones básicas. Pero esto no significa que sea él quien desempeñe esta tarea. Resulta imprescindible delegar.
- Falta de foco. "Bajar las ideas a tierra y escalar proyectos por fases es clave para proyectar cualquier negocio", afirma Juan Parodi, director de proyectos del centro de coworking Impact Hub de Madrid. "Qué necesito hacer y cómo son las dudas principales de la mayoría de los emprendedores, que arrancan pero luego se pierden en el camino", expresa Parodi.
- Estilo emprendedor. "No significa ir en zapatillas y tener barba", explica Paños. Lo importante es no temer el fracaso, ser visionario y capaz de tomar decisiones. Existen diferentes perfiles, desde el emprendedor que monta su negocio por necesidad hasta el que está harto de su trabajo y quiere reinventarse e innovar en otra área.
- Dedicación a medias. La cuestión que se plantean muchos jóvenes es si tienen que dejar su trabajo para emprender. Paños afirma que "no es necesario emplear una jornada completa para el nuevo proyecto". No obstante, avisa que "hay muchos emprendedores que sí lo hacen, lo que supone una ventaja competitiva. De hecho, los que se dedican apenas en modo part-time no han triunfado.
- Olvidar el cliente. Paños asevera que "el peor error es que el emprendedor se enamore de su propia idea y se olvide del consumidor y de su necesidad real". Más grave aún es que el entorno del empresario, familia y amigos, aprueben su proyecto sin que haya sido validado en el mercado. Recuerda que "no se gana dinero con ideas, sino con hechos". Lo más importante es la capacidad de ejecución y ver más allá.
- Sueldo fijo. Muchos emprendedores no saben dónde se meten hasta que pasan de la zona de confort (tener un sueldo fijo) a una inestabilidad financiera (incertidumbre) en la que nada es seguro. La única ventaja que tienen los más jóvenes es que el riesgo y las responsabilidades no son las mismas con 22 que con 40 años.
- Huir del apoyo. Hay empresarios que se ahogan porque no piden ayuda: "Lo consideran un signo de debilidad", señala Paños, quien recomienda "solicitar apoyo a otros empresarios expertos o bien a centros como las incubadoras o aceleradoras de empresas".
- Desconocimiento. Es fundamental conocer el mercado a nivel legal y mercantil, así como el ecosistema empresarial del área a la que se destinan sus productos o servicios.
- Captar inversores. Para muchos emprendedores la única preocupación es levantar rondas de financiación, crecer rápido o ganar mucho dinero en poco tiempo. Algunos se obsesionan con monetizar incluso antes de generar métricas para vender y aportar valor a la sociedad para satisfacer y cubrir las necesidades del cliente.
- Trabajar y no cobrar. Facturar no significa ingresar dinero. Por ejemplo, las start up que decidan prestar servicio a los organismos públicos deben tener pulmón suficiente para aguantar los largos plazos de cobro. Esto ha de estar muy bien detallado en su plan de negocio.
- Gastar sin medida. Creer que la tecnología estándar no vale es otro error. Hay herramientas que son gratis o tienen un coste bajo y sirven para arrancar un negocio 100% online, incluso con opción de e-commerce. Lanzadera aconseja empezar por lo básico y, a medida que las empresas van creciendo, deben desarrollar funciones adaptadas a sus necesidades.
- Cuentas de cabeza. Hacer un plan de negocio y no revisar la cuenta de resultados a corto plazo no sirve de nada. "Es importante hacer un análisis cada poco tiempo para ver qué ha fallado y qué se necesita mejorar", sugiere Paños.
- Seguir sin evaluar. Probar y medir qué contenido funciona en la nube es fundamental para saber en qué gastar el dinero. Para ello, resulta eficaz hacer diferentes campañas en diversas redes sociales y analizar cuál ofrece retorno. "Si el emprendedor lanza una promoción en todos los canales y logra vender pero no averigua a través de qué canal ha llegado el tráfico, no sabe por dónde llegaron los compradores", explica Paños.
- Retener talentos. Captar talentos es difícil, pero retener lo es aún más. Si el emprendedor cuenta con un profesional clave en la empresa debe cuidarlo para que no se escape a la primera oportunidad que se le presente.
- Emprender sin saber. Antes de arrancar cualquier negocio es fundamental que el empresario conozca muy bien el nicho de mercado al que se quiere dedicar. Debe hacer un estudio sobre su competencia e, incluso, construir un buyer persona (representación ficticia del cliente ideal) para responder de forma eficaz a sus necesidades.
- Aportar valor real. La mayoría de los jóvenes empresarios se lanzan al mercado sin una buena propuesta de valor. Sin embargo, definir su nicho de mercado es fundamental para ahorrar tiempo y dinero. Uno de los grandes errores es gastar todo el dinero disponible para invertir antes de saber qué es lo que el cliente quiere.
Colapso y cambio de modelo
Siempre ha trabajado para una empresa hasta que el espíritu emprendedor se apoderó de ella y la hizo saltar al abismo. Ante la necesidad de preservar la belleza de un ramo de novia, decidió montar una marca de flores de papel. Todo un arte Missmsmith. "Creé esta empresa mientras trabajaba para la gran corporación. Pero llegó un momento en el que colapsé", revela su directora general, Marta Herrero. Un error que cometen muchos emprendedores: creer que pueden con todo. Para solventar esta traba, la joven empresaria se vio obligada a contratar personal y a delegar funciones. El modelo de negocio también cambió: "Al principio estaba basado en el arte ancestral japonés, Origami, pero los beneficios eran escasos. Como tenía una fuente de ingresos fija no había problema". El hándicap llegó cuando abandonó la compañía en la que estaba. "Las cuentas no salían, por lo que tuve que escuchar de nuevo al cliente y reinventar el modelo de negocio para obtener más margen", revela Herrero.
Inventar la rueda
Copiar y mejorar un modelo de negocio ya existente es una de las claves de éxito. Pero hay muchos empresarios que tratan de inventar la rueda: "Fue lo que nos ocurrió. Queríamos innovar en el sector de la compra y venta de empresas, por lo que desarrollamos una plataforma tecnológica compleja", cuenta Francisco José Hidalgo-Barquero, socio fundador de Empresax.com. Este error les obligó a posicionarse y reinventarse en el mercado para definir procesos de compra y venta más claros y sencillos para los inversores y compradores. Para ello se apoyó en tecnología barata: "Tenemos a nuestra disposición herramientas gratuitas (web, blog, newsletter, redes sociales...) que nos permiten desmarcarnos de la competencia", explica Hidalgo-Barquero. La excesiva planificación fue otro error: "Ese ejercicio solo nos llevó a dilatar la llegada de los primeros clientes".
Obsesión por monetizar
Los flotadores gigantes con forma de flamenco estaban triunfando en Estados Unidos y Australia, pero todavía no habían llegado a España. Este hueco en el mercado empujó a tres jóvenes emprendedores a montar Flamingueo, una marca dirigida al consumidor final de productos 'instagrameables'. "Nuestro mayor error fue pensar en ganar dinero y saltarnos la misión de la empresa", revela su consejero delegado, Emilio Peña. El empresario asegura que "la facturación es una consecuencia de satisfacer muy bien al cliente y no un fin en sí mismo". Peña recomienda a otros emprendedores a escalar de forma sostenible: "Que no se obsesionen con crecer demasiado rápido". El emprendedor de esta firma dirigida a los Millennial cuenta que gracias a los fallos han aprendido mucho más que con sus aciertos. "La clave del éxito está en pensar y satisfacer el cliente", concluye.
Pérdida de tiempo y dinero
El error que más factura le pasó fue la pérdida de tiempo y dinero para encontrar una propuesta de valor. "Hasta que no la consigues, sobre todo cuando estás en una fase inicial, das vueltas", lamenta Telmo Güell, el fundador y responsable del desarrollo de negocio de Beemine, una empresa que diseña productos con cannabis y miel con fines terapéuticos. El segundo fallo que denota Güell es el manejo de la inversión: "No tenemos capacidad de proyecciones de venta a gran escala porque no sabemos si en dos meses tenemos que diversificar el producto", explica el joven empresario. Beemine es un caso de emprendimiento movido por la pasión, más que por la necesidad. Pero Güell reconoce "que hay que bajar a la tierra y mirar los números porque al final es lo que cuenta". Captar talento acorde a los principios de esta 'start up' tampoco es tarea fácil: "Fallas en contratar a gente que crees que tiene la misma pasión que tú, pero tarde o temprano descubres que no es así", lamenta.
Fuente: Expansión