El asesor o gestor fiscal es un profesional clave para el cumplimiento de las obligaciones fiscales que incumben a empresarios y profesionales, que cada vez es más valorado por las empresas y autónomos. Pero esta profesión exige cada vez más del conocimiento de otras áreas.
El estado de alarma parece iniciar la cuenta atrás, el asesor fiscal espera ansioso la vuelta a la normalidad, donde su trabajo estaba planificado, y aunque en la asesoría fiscal siempre hay épocas con más trabajo, las reglas del juego estaban más claras, pero no se volverá a la normalidad tan rápido, tendremos una "nueva normalidad".
Nadie sale al balcón a aplaudir a los asesores fiscales, tampoco ellos lo esperan, su imprescindible trabajo se realiza en estos tiempos mediante el teletrabajo, en la discreción de una habitación, conectado a sus clientes y con un gran peso encima de responsabilidad y trabajo.
Comienza la desescalada, a veces cuesta más bajar que subir; el asesor consulta el calendario fiscal del mes de mayo, el día 20 es un día a tener en cuenta, ya que vence la prórroga para la presentación e ingreso de las declaraciones y autoliquidaciones tributarias que tenían que haberse presentado el 20 de abril y que se aplazaron para los contribuyentes con un volumen de operaciones no superior a 600.000 euros en el año 2019.
Una vez más, suena el teléfono móvil del asesor, es difícil concentrarse en el BOE con el teléfono sonando constantemente; en estos tiempos el acceso a una buena base de datos fiscal es clave para optimizar el tiempo.
El estado de alarma parece iniciar la cuenta atrás, el asesor fiscal espera ansioso la vuelta a la normalidad, donde su trabajo estaba planificado, y aunque en la asesoría fiscal siempre hay épocas con más trabajo, las reglas del juego estaban más claras, pero no se volverá a la normalidad tan rápido, tendremos una "nueva normalidad".
Estamos en un momento de disrupción, en el que la transformación digital se acelera y dejará por el camino a las asesorías y gestorías que no se adapten, unos tiempos en los que el asesor fiscal cobra especial importancia por diferentes razones.
Análisis de riesgos
En la actual coyuntura, además del quebranto que se originará en las cuentas de las empresas del ejercicio 2020, todavía hay margen para ajustar el resultado del 2019, por lo que muchos administradores pueden caer en la tentación de intentar reducir el beneficio de sus sociedades para pagar menos impuestos. En este sentido, el asesor fiscal tiene que ponerse la corbata de analista de riesgos y recordar al administrador o gerente que las entidades financieras, para realizar sus valoraciones de cara a la concesión de créditos, utilizan las liquidaciones de impuestos, de manera que si estas reflejan un reducido beneficio o pérdidas, pueden restringir la concesión de créditos, lo cual puede socavar la capacidad de la empresa para hacer frente a sus compromisos de pago y abocarla al concurso de acreedores.
Análisis financiero
Los autónomos y las empresas piden que se alivie su carga de impuestos, pero la Agencia Tributaria seguirá cobrándolos. Sin embargo, el asesor fiscal debe facilitar el aplazamiento de los diferentes modelos tributarios, debiendo conocer todas las facilidades que en este sentido está concediendo la Agencia Tributaria, para, de esta manera, utilizar el aplazamiento de impuestos para financiar a la empresa.
Altas y bajas del censo de empresarios y en el IAE
Muchas empresas han interrumpido su actividad y la retomarán, muchas cerrarán definitivamente y otras muchas se abrirán, ya que el trabajo como autónomo será la única alternativa para muchos profesionales en la "nueva normalidad" que nos tocará vivir. En este sentido, el asesor fiscal dedicará una buena parte de su tiempo a altas, modificaciones y bajas de empresarios y profesionales en el censo de empresarios, profesionales y retenedores (modelos 036 y 037), y a dar altas y bajas en el IAE (modelo 840).
Análisis de viabilidad
Los asesores fiscales suelen poseer, además de conocimientos fiscales, una sólida formación empresarial y contable que les permitirá analizar la viabilidad de las empresas de sus clientes, por lo que, en ocasiones, pueden verse en la complicada tesitura de tener que aconsejar a un cliente que cierre su negocio, para así poder hacerlo con el menor coste y salvaguardar su patrimonio personal.
Optimización de la carga tributaria
El asesor fiscal debe optimizar la carga fiscal de la empresa dentro de la legalidad, eligiendo la mejor forma de tributación, para conseguir que esta sea lo menos gravosa para la empresa, pero siempre teniendo en cuenta que las entidades financieras solicitan los modelos tributarios para conceder financiación.
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Fuente: CEF Fiscal-Impuestos