En francés utilizamos la expresión “faux amis” (falsos amigos) cuando queremos referirnos a locuciones de otro idioma que se parecen, en la escritura o en la pronunciación, a una palabra de la lengua del hablante, pero que tiene un significado diferente.
Si partimos de que muchos califican el jurídico como un lenguaje aparte que entraña dificultad de comprensión para cualquier lego en la materia, como cualquier lenguaje profesional, uno de los ejemplos de “falso amigo”, no por la similitud en pronunciación o en escritura, sino por la confusión que genera en quienes los utilizan, son las expresiones de “fianza” y “aval”.
A menudo se utilizan como sinónimos, sin embargo la identidad se agota en que tanto los fiadores como los avalistas son terceras personas que no tienen ninguna relación con el nacimiento de la deuda, pero que sin embargo, se responsabilizan de su pago. Unos y otros refuerzan las garantías de una deuda, siempre que sean solventes.