Las cosas pueden cambiar, y a mejor. Este es un mensaje para escépticos y agoreros, convencido de que estas fechas dulcifican hasta las convicciones y predicciones más negativas. Emprendedores y empresarios siempre contribuyeron a generar riqueza, pero ahora podrían dar un paso más comprometiéndose con el bienestar común.
Cada vez son más las organizaciones de cualquier tamaño y condición que declaran asumir el papel de agentes del cambio, más allá de sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa.
Hablar de un tema como este sin pontificar ni relativizar no es fácil. Quizás estemos de acuerdo en que en este cambio ha sido importante la consolidación de las ONG, que decidieron asumir el papel de Pepito Grillo mundial. Un discurso desoído en muchos estamentos, pero que deja poso.
¿Qué son los ODS?
La redacción de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de la Asamblea de las Naciones Unidas, en septiembre de 2015, marca un antes y un después. Durante 15 años, hasta 2030, se dota a la Agenda de 169 metas en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, bajo principios generales de paz y justicia. Pero ¿dónde está el plan?
Algunas organizaciones han decidido sumarse a ese discurso haciendo simplemente eso, palabrería. Pero otros han sabido incrustar los ODS en su estrategia real de negocio. Desde luego que en busca del beneficio propio.
A nadie se le escapa que en torno a estos objetivos se movilizan recursos estatales y privados millonarios, que serán accesibles a las empresas que ofrezcan soluciones a los retos de la agenda.
Eficiencia energética, infraestructuras sostenibles, soluciones tecnológicas que reduzcan las emisiones y los residuos son parte de ese esfuerzo. También soluciones para alimentación, nuevos servicios sanitarios, educativos o financieros… la tarea es ingente.
Por qué y para qué emprendes
Llegados a este punto, más de uno se estará preguntando a dónde nos lleva esta lectura. Pues ahí va: el propósito de este post no es otro que informar de que cualquier empresa puede contribuir a este compromiso con el bienestar común. Y no estoy incitando a que las bolsas de tu comercio impriman el manido ‘Save the planet’.
“La pregunta ya no es por qué emprendes, sino para qué emprendes”, decía Alejandro Vesga, director de Emprendedores, en una reciente entrega de premios de la revista. Y la respuesta abre tantas posibilidades que nadie debería negarse a explorarlas.
Ejemplos inspiradores
Es muy probable que Javier Goyeneche encuentre más de un aliciente en desarrollar nuevos tejidos reutilizando redes de nylon, neumáticos, botellas de plástico o lana y algodón usados con los que confeccionar su apuesta de moda de Ecoalf.
Pero ese afán de reutilización y reciclaje será también muy inspirador para Lourdes Ferrer, una de las socias fundadoras de la empresa Percentil, pionera en la venta de ropa de segunda mano en España, que ya emplea a 150 personas.
El propósito que llevó a Antonio Espinosa de los Monteros a fundar Aura es convertir la compra de una botella de agua o un refresco en un acto solidario. Para ello aseguran dedicar el 100% de los dividendos “a proyectos de acceso a agua potable para quienes más lo necesitan”.
Los cepillos dentales de Brushboo aportan a la limpieza dental un “gesto eco”, al sacar del mercado un producto difícilmente regulable, y la startup Mayordomo Smart Point traduce en ahorro de emisiones de CO2 la venta online en el comercio de proximidad, que fomenta la entrega del paquete a pie o en bicicleta.
Más allá de la cuenta de resultados
Los ejemplos son muchos. Una empresa responsable es la que decide primero qué quiere ser, y luego lo convierte en estrategia de negocio.
En mi opinión, este planteamiento no está reñido con la cuenta de resultados y la plantilla de empleados, cuyo crecimiento es directamente proporcional a la satisfacción del empresario. Pero a ese orgullo ahora es posible sumar un plus tan importante como contribuir al bien común social y del planeta.
El pasado noviembre se presentó la Guía para pymes ante los ODS, realizada por Red Española del Pacto Mundial, Cepyme y el consejo General de Economistas de España. Su objetivo es incentivar a que estas empresas adopten estos principios de sostenibilidad y los conviertan en negocio, un tema sobre el que sin duda volveremos a hablar en 2020.
De momento descubre ese propósito, esa causa, que convierte en mucho más agradable acudir todos los días al trabajo, más allá de pagar impuestos y generar empleo, que no es poco.