En todo ámbito incierto y cambiante, como lo es el de los mercados financieros, abundan los sabios a los que acudir en momentos de oscuridad. Así sucede con figuras como Warren Buffett, que lo aprendió casi todo de otro célebre oráculo, el británico Benjamin Graham, que dejó tras de sí una amplia legión de gurús. No obstante, las lecciones y las sugerencias de estos sabuesos del dinero no tienen por qué limitarse a la Bolsa, sino que también pueden ayudar a un consejero delegado, a un alto directivo de cualquier sector o a cualquier empresario a manejarse con más pericia en el mundo empresarial. Ofrecemos las siguientes claves con la ayuda de Pablo Martínez, responsable de Relaciones con el Inversor de Amiral Gestion en España.
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Invertir los problemas.
El matemático Carl Jacobi tenía la sana costumbre de invertir o darle la vuelta a los problemas. Buffett y su socio Munger acostumbran a usar esta herramienta. "En vez de preguntarse cómo tener éxito (empresarial), hágase la pregunta inversa: ¿Cómo puedo garantizar el fracaso? ¿Qué decisiones harían que la compañía desapareciese?", propone Martínez. Puede servir anotar todas estas ideas en un papel y evitar lo señalado en dicha lista. Esto puede ayudar más que preguntarse sólo qué decisiones garantizarán el éxito. "En general,el mayor quebradero de cabeza de un empresario viene asociado a un nivel excesivo de deuda", sostiene Martínez. Buffett suele bromear con que la falta de crédito es como la falta de aire: "Cuando lo tienes en abundancia ni siquiera notas que está ahí, pero cuando te falta es lo único que percibes". -
Creación de valor a largo plazo.
Los directivos caen en la tentación de centrarse en ganar tamaño a cualquier precio. "Quizás en las escuelas de negocios no se pone el suficiente énfasis en que lo realmente importante es la creación de valor a largo plazo para los accionistas. Así de simple. Si uno juzga la gestión de un equipo directivo a lo largo de un periodo extenso de tiempo, es irrelevante el tamaño que haya obtenido la compañía. Puede darse el caso de un incremento significativo de tamaño al tiempo que la rentabilidad para el accionista no es positiva", indica el experto de Amiral. En esta línea, el profesor de Harvard Business School William N. Thorndike estudió en su libro The Outsiders ocho perfiles directivos extraordinarios. Buffett estaba entre los elegidos y el secreto de todos ellos era su excelencia en la asignación de capital, es decir, a qué partida destinar el flujo de caja generado por el negocio. El inversor de Nebraska demostró claramente que dicha excelencia había generado una creación de valor sin parangón para los accionistas de las compañías. - Cuide su reputación, es el activo más valioso.
Otra de las máximas de Buffett: "Cuando contratas a alguien debes buscar tres cualidades: integridad, inteligencia y energía y, si la persona que contratas no tiene la primera, las otras dos te matarán". El empresario también subraya que "se tardan veinte años en construir una reputación y cinco minutos en perderla. Si uno interioriza esto, actuará de forma diferente."
- Dirija con el foco a largo plazo.
Warren Buffett toma decisiones de inversión con la idea de mantenerlas durante muchos años: es el famoso principio buy & hold (compre y retenga). Esto es lo que le ha permitido, por ejemplo, multiplicar su inversión en Coca-Cola por más de 18 veces a lo largo de más de tres décadas. "El entorno empresarial", recuerda Martínez, "exige innovar constantemente y aquellos directivos que ponen el foco en el largo plazo llevan una gran ventaja. Cuando a Jeff Bezos le felicita alguien que desconoce su enfoque empresarial por los resultados más recientes presentados por Amazon se suele reír y contesta que esos resultados son gracias a decisiones que tomó hace cinco años". Bezos se jacta de trabajar con personas cuyo foco está en lo que la empresa cosechará dentro de 5-7 años. Esa capacidad de apostar por decisiones a tan largo plazo es una ventaja competitiva frente a otros rivales.
Fuente: expansión.com
Autor: Y. González