Los últimos datos publicados por la oficina de estadística europea, Eurostat, no dejan lugar a dudas: España soporta unos costes laborales no salariales –cotizaciones sociales de los empresarios más los costes por incapacidad temporal y desempleo, costes por prestaciones sociales directas e indemnizaciones por despido– tres puntos más elevados que los que aplica la media de los países europeos. En concreto: mientras en la UE las cargas laborales no salariales suponían en 2013 el 23,7 por ciento de los costes totales, en nuestro país representaban el 26,6 por ciento.

Como pone de manifiesto Eurostat, en España, en gran medida, el gran peso de los costes laborales no salariales es lo que explica que, pese a la evidente disminución de los salarios, el coste laboral por hora se haya incrementado el 8,7 por ciento desde el año 2008. En concreto, desde los 19,4 euros por hora que representaba hace cinco años a los 21,1 euros que suponía al cierre del pasado ejercicio.