El recambio generacional en la oficina está en marcha.
Según datos de Fujitsu, en 2025, solo dentro de 6 años, más de la mitad de la fuerza laboral de este país serán millennials, los jóvenes que hoy rondan la veintena o la treintena. Una proyección de Deloitte llega a decir que en ese momento los millennials ya serán el 75% de los empleados. Las empresas se enfrentan a un tsunami laboral y para pasarlo tendrán que adaptarse a los nuevos usos y costumbres de la generación digital. De no hacerlo, dejarán de ser atractivas y tendrán muy complicado atraer o retener a los mejores.
Uno de los cambios que trae el relevo generacional está en las propias oficinas y en la organización diaria. Según diversos estudios, a los millennials les importa mucho su tiempo yestán dispuestos a renunciar a una parte de su salario si ello conlleva jornadas flexibles que les permitan ser más autónomos y conciliar la vida profesional con la personal. Adiós, pues, a las jornadas de oficina de 9 a 6 de la tarde (o más tarde), y de lunes a viernes, que sus mayores asumieron sin rechistar durante toda su carrera profesional.
Mejor el último móvil que una oficina de diseño
Según una encuesta de la startup tecnológica ForceManager, los jóvenes prefieren trabajar con la última tecnología a tener una oficina bonita y con muebles de diseño o comida gratis. Esta apetencia por la última tecnología y la flexibilidad que proporciona va a cambiar para siempre los lugares de trabajo. Los va a convertir en ubicuos. Es lo que se conoce como revolución del puesto de trabajo o digitalización del workplace.
Hasta ahora, lo normal por parte de las empresas ha sido proveer al empleado de un sobremesa conectado a una red interna y a internet, un teléfono fijo y algún periférico, como una impresora. Pero este equipamiento, que ancla al trabajador a un par de metros cuadrados de oficina y lo condena a la inmovilidad, ya no satisface. Los jóvenes lo ven como algo antiguo. Las cifras dicen que las cosas van por otro lado: IDC prevé que la población de trabajadores móviles crecerá en Europa a un ritmo sostenido anual del 3,5% en los próximos años y en 2021 supondrá el 63% de la fuerza total.
Los millennials se han hecho mayores usando el portátil en la universidad y el móvil a toda hora, conectándose desde que se levantan hasta que se acuestan a decenas de servicios en la nube y llevando de aquí para allá su ocio digital, disfrutado en múltiples pantallas, pero casi nunca en las del sobremesa o en el televisor, aparatos tan de la generación de sus padres. Esa capacidad para acceder a la información en cualquier sitio y a cualquier hora es la que, casi inconscientemente, van a seguir demandando en las empresas. Es lo que los expertos llaman la consumerización de los entornos profesionales.
Las empresas que quieran estar en la cresta de la ola y seducir a las nuevas generaciones deberán adaptarse e invertir en hardware y software de movilidad (portátiles y móviles equipados de software y apps adaptadas), en soluciones de colaboración y comunicación en la nube para trabajo en grupo y en remoto, y en una seguridad que garantice que la información está protegida a pesar de residir en una infraestructura tan ubicua y con tantos accesos. También deberán invertir en soluciones de analítica de datos, inteligencia artificial o asistentes virtuales para hacer más productivas las labores al nivel del puesto de trabajo.
Las empresas se preparan
Las grandes compañías ya se están poniendo las pilas. Según IDC, el 65% de las 2.000 mayores empresas del mundo ofrecerá opciones de trabajo en equipo y en remoto en 2021, aprovechando el acceso generalizado a las aplicaciones empresariales y de colaboración. En España, y según un trabajo de Fujitsu, (Workplace 2025: Spain) 7 de cada 10 grandes y medianas compañías tienen en mente crear las condiciones para facilitar la conciliación laboral de sus plantillas y proporcionar puestos de trabajo más ágiles y atractivos. Al fin y al cabo, la competitividad futura de las empresas y del país está en juego.
Si juntamos lo que nos dice la demografía sobre el relevo generacional que se avecina en el mundo laboral, con los avances tecnológicos que estamos viendo en el ámbito de la informática corporativa, se puede decir que el puesto de trabajo de toda la vida está tocado de muerte, aunque hoy cueste verlo.
Si ampliamos la panorámica, no será tan difícil apreciar los cambios que se avecinan. Para ello, nos vamos al cine. En ‘El apartamento’, de 1960, considerada por muchos una obra maestra absoluta del cine, se nos presenta a un empleado de una compañía de seguros, Jack Lemmon, que se ve forzado a hacer horas extra en la oficina de una gran empresa de seguros en Nueva York con el fin de retrasar la vuelta a casa porque su piso es usado por las tardes por sus jefes para tener citas amorosas.
Al comienzo de la película, una comedia corrosiva y tierna a la vez dirigida por el chispeante Billy Wilder, se ve al desnortado pero ambicioso oficinista encarnado por Lemmon trabajando en una sala infinita con cientos de colegas que, igual que él, aporrean sus calculadoras y máquinas de escribir en una jornada inamovible de 8.50 de la mañana a 5.20 de la tarde.
Esa imagen arquetípica de cientos de oficinistas anclados a una silla, a unos horarios y a una rutina, y entrando y saliendo de gigantescos edificios en tropel, que tanta literatura ha dejado y que sigue estando tan presente en nuestro imaginario cuando hablamos de trabajo, está a punto de pasar a la historia. La culpa la tendrán los millennials y el llamado “modern digital workplace”.
Fuente: halemosdeempresas.com
Autor: J.I. Cabrera